dimanche 19 janvier 2014

EL VATICANO ANTECÁMARA DE WASHINGTON









La llegada del papa Francisco, con su manera de ser y hablar, suscitó grandes esperanzas en un gran número de cristianos, y también en numerosos no creyentes que ven a la Iglesia como una potencia, una aliada  indefectible de Washington. Los dos últimos papas, entre otras cosas, no se ocultaron, Juan-Pablo II, con su medalla de la Libertad y Benito XVI con esa espléndida celebración de su aniversario en los jardines de la Casa Blanca.

No se ocultará que esta alianza no escrita, pero indefectible, condiciona todos los nombramientos teniendo un carácter de autoridad en la gestión de las relaciones de la Iglesia con los distintos Gobiernos y organizaciones a través del mundo. No es sorprendente que en América Latina, los nuncios apostólicos, los obispos y los cardenales sean, en su conjunto, alineados sobre las políticas de Washington. Están con la democracia que agrada a Washington y con los dictadores que se someten a Washington.

El problema de tal alianza es que va en contra de la “catolicidad” de la Iglesia. ¿Qué pueden pensar los enemigos de Washington de esa Iglesia que es parte involucrada de los proyectos de este último? Por ejemplo los Iraquíes, los Libios, los Palestinos, los Indios, los Chinos, los Rusos, etc. La Iglesia no es ya la Iglesia universal, sino la Iglesia de Washington. Ningún país de América Latina escapa a esta Alianza y los  pueblos que se atreven a levantarse y liberarse del tío Sam encontrarán en su camino a un episcopado mayoritariamente al servicio del tío Sam. 

Es triste decir eso, pero es así. Esta Iglesia, cuyo papa Francisco desea ver con los pobres, se encuentra, por sus dirigentes y el Estado del Vaticano en mejor compañía con Washington. Por tanto es este mismo papa Francisco que,  condenando al mismo tiempo el capitalismo salvaje donde el gran amo es Washington, nombra a puestos claves de la gobernanza de la Iglesia a los que sabrán mantener este concubinato. El caso del nuevo Secretario de Estado, Pietro Parolin es un ejemplo. Ocurre lo  mismo con el nombramiento del cardenal MARADIAGA como responsable de su comisión para la reforma de la Curia. Este último es de mecha con las oligarquías de  Honduras y ha sido un actor  hábilmente utilizado en el golpe de Estado militar de junio de 2009 y en la muy reciente campaña electoral a la Presidencia de Honduras donde Xiamora Zelaya Castro, candidata por el partido LIBRE, ha perdido la presidencia, entre otras cosas, por fraudes técnicos.

Hoy mismo, 14 de enero, el Secretario de Estado del Vaticano recibe al Secretario de Estado de los Estados Unidos. Si se trataría solo de encuentros entre dos representantes de Estado para tratar  cuestiones comunes de sus relaciones o también de intercambios sobre el panorama mundial, no abría nada que decir. Pero allí, se trata de establecer una estrategia común para el encuentro de paz, en Ginebra 2 entre el Vaticano, en sí neutro, y Washington, uno de los principales intervinientes en ese conflicto. Lo que hace el Vaticano con Washington y que no hizo con Moscú y Seria, es tomar parte con y para Washington.

La llegada de John Kerry, el católico practicante, dice una nota, ha sido bien preparada. Se le desenrolló una verdadera alfombra roja con ese informe de un Comité especial reunido bajo los auspicios de la Academia pontifical de las ciencias al cual participaron Tony Blair, ese ex primer Ministro de Inglaterra, especialista en intervenciones en países extranjeros, igualmente, Miguel Ángel Moratinos ex Ministro de las relaciones exteriores de España, otro país especializado en intervenciones extranjeras, y unos invitados con las mismas orientaciones. Hubiera sido normal, puesto que se trataba de una consultación pedida por el Vaticano, que hubiese representantes de los medios intelectuales sirios y rusos. Ello no fue hecho. La lista de los invitados, sin duda, preparada por Washington, no lo ha tenido en cuenta.

Y el mismo día de la llegada de John Kerry al Vaticano, como por un feliz azar, se publica las recomendaciones  de ese informe que no hacen ninguna distinción entre las responsabilidades de un Gobierno legítimo, sostenido por la mayoría de su pueblo y sus opositores que tomaron las armas a la instigación de países extranjeros, como los Estados Unidos, Francia y sus aliados del Oriente Medio. “EL VATICANO PIDE A SIRIA UN ALTO AL FUEGO SIN CONDICIONES”;  “Kerry y Parolin se ponen de acuerdo sobre una estrategia  común  para la paz. » He aquí, el giro está hacho, es ahora el Vaticano que lleva la antorcha del desarme sin condición de Siria.

¿Cómo se hace que la Iglesia Católica no haya tenido esta reunión con las autoridades sirias que se manifestaron recientemente a través de una Carta del Presidente Al Assad dirigida al papa?    ¿Hubiera sido una linda ocasión de desarrollar una estrategia común para la paz? La respuesta es muy simple. El Vaticano trabaja mano en  mano con Washington bajo la mirada de un papa que quiere sacar su Iglesia de la asfixia en la cual está encerrada haciendo prácticamente todo lo mismo para que permanezca lo que es. Sus nombramientos cuentan mucho. Nada nuevo bajo el sol. Sus discursos son impresionantes, sus gestos inspirados, pero sus decisiones permanecen muy inferiores  a lo que se tiene derecho a esperar.

Es necesario, me parece, que se ponga un término a este concubinato que deshonora a la Iglesia y a los que están vinculados con ella. Al respecto, una gran limpieza se impone en los puestos de autoridad. O sea que la Iglesia haga tabla rasa del Vaticano o sea que haya personas que la representan en su catolicidad y en sus solidaridades con los pobres. El papa Francisco no puede jugar a la vez sobre los dos teclados. Hay siempre por una parte las voluntades de Dios y por otra parte los intereses de Mammón. Son dos antagonistas.

Es urgente para la catolicidad que el Vaticano deje de ser la antecámara de Washington.

Con todo mi respeto, y también, con mis convicciones más profundas.

Oscar Fortin
Québec, el 14 de Enero de 2014

traduction : Marius Morin

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