No puedes imaginarte todo el bien que me hiciste en mi paso por Chile. El hombre que descubrí en ti ha sido una fuente de inspiración para mí. Sobre todo, me ha abierto los ojos a realidades insospechables. Tú has sido para mí la revelación profunda de ese Jesús de Nazareth en el cual yo digo creer profundamente. Tu manera de ser y tu forma de responder a cada petición de uno u otro han sido para mi fuente de gran inspiración.
Sé muy bien que tu historia no ha sido la más fácil, ni para ti, ni para tus más cercanos. El alcoholismo que ha sido tu vicio por muchos anos te llevo a conocer los fondos de la miseria humana, hasta te condujo a la violencia para con tus mas cercanos. Así, sin abandonarte, ellos trataron, como pudieron, protegerse. Por ende te prohibieron la entrada a la casa, dejándote une pieza que mas era una bodega que otra cosa a la entrada de la casa. En ella tenias tus útiles de trabajo de obrero y carpintero, como también el material que a veces necesitabas para realizar los trabajos. Lo que ganabas pasaba al servicio de tu vicio más que a otras cosas de tal manera que recogerás todo lo que en un momento dado pudiera serte útil. Es por eso que tu pequeña pieza de 3X4 metros apenas te dejaba espacio para tu cama, tu viejo refrigerador cuya puerta estaba sujeta con elástico y una pequeña cocinilla donde hacías calentar tu comida. Todo hacia parte de tu gran fortuna con las estrellas que te llegaban de noche a trabes los hoyos del techo. A la cabeza de tu cama un imagen de Cristo junto a unos herramientas. Basta decir que todas las cosas en el patio que muestra la foto se encontraban en tu pieza. Eran tantos que no lograba, yo, entrar. Eso si que me dirás que es por lo gordo que estoy.
Te conozco desde hace mas de 30 anos. A pesar de tu vicio siempre me han ligado a ti una gran amistad y admiración. Recuerdo tu disponibilidad para, hacer trabajitos donde nuestra suegra, tu amor y presencia que dabas a tus tres hijas que acompañabas de un lado a otro y que regaloneabas comprándoles helados y dulces. Como no recordar cada Anos Nuevos donde te colocabas al servicio de todo el mundo con gentileza y buen humor, hasta bailar con la suegra la “Cueca” que le gustaba tanto bailarla contigo. Dabas atenciones a todos los sobrinos y a todas las sobrinas. Mis dos hijas no tienen para ti que buenas palabras y lindos recuerdos. Una vez terminada la fiesta, te entregabas de lleno al hacer el aseo hasta amanecer y, después haber dejado todo limpio, te retirabas, diciéndome, con una gran sonrisa del hombre que ha cumplido con su deber, ‘ahora me toca ir a festejar mi Ano Nuevo con mis amistades. Tu generosidad y el gran amor para con los niños son tu marca que deja la puerta abierta a tu admiración, respeto y cariño hasta el ser más insensible. Tu paciencia y disponibilidad son sin límites. Todas estas cualidades hacen de ti un ser excepcional, Adjunta a eso tu capacidad. de distraer y hacer reír. Pareciera que fuera un arte de magia en ti.
Conocí a tu madre, una mujer que envolvía con un gran amor a tus tres hijas. Fue una fuente de ayuda inestimable tanto para ti como para tu esposa. Muchas veces pedí a Dios para que pudieras dejar el vicio del alcohol. Yo no podía imaginar como pudieras deshacerte de esta dependencia que te dañaba tanto como a tu familia. Te recuerdas de esa vez que te acompañamos en la casa de desintoxicación de los evangelistas? Después tres días te diste cuenta que no era tu lugar y decidiste partir. Tienes muchas anécdotas chistosas que contar sobre esos días. Tuvimos el privilegio de escuchar algunas que nos hicieran reír hasta sacarnos lágrimas. Hay que pensar que tu hora no había llegado. Tu destino era otro y tu verdad no te lo permitía todavía.
La llegada de tu nieto te hizo girar a 180 grados. Tú le has dado el mejor de ti mismo. Ya sea guardándolo, acompañándolo, distrayéndolo, jugando con el. En contraparte, el te ha entregado todo el amor que un nieto puede dar a un abuelo tan cariñoso. El pasaba mucho tiempo en tu pieza, haciéndose un camino a través tantas cosas. Era, para el, su lugar predilecto donde podía ver la TV y conversar contigo. El sabía cuando estabas ebrio y te preguntaba a menudo porque tomabas tanto. Un DIA, cuando el se preparaba para su primera comunión con otros pequeños, el profesor explico que el vino de la santa misa se convierta en sangre de Cristo. Al escuchar eso se exclamo ante todo; “Es por eso que mi tata toma tanto vino.”
Tu me contaste que un DIA has decidido en ti mismo poner fin a tu vicio para apalear la angustia de tu nieto que no paraba de pedir que dejaras de tomar... El te argumentaba que eso no era bueno para ti y que siempre estabas con olor a vino. Ya llevas tres anos sin que el vicio del alcohol se imponga como el maestro de tu vida. Vives en la sobriedad y a pesar de estar siempre al margen, te has puesto completamente a la disposición de tus nietos y nietas y al mismo tiempo aceptas cumplir con ciertos trabajos de mantenimiento de la casa., Tú has asumido tu pasado y comprendes tu presente.
Al paso por tu casa en este ultimo viaje, nos pusimos de acuerdo para dar un toque de juventud y de modernidad a tu pieza. Volvimos hacer el techo con un cielo, pusimos un baño con ducha y lavamanos sin olvidar el calefón tan importante en invierno para el agua de la ducha. Pues no tenia ni baño, ni ducha, ni agua corriente y aun menos calefón. TE encargaste, tu mismo, d’el estuco y del arreglo del piso. Chisteando, hablábamos del "Pan house" de cinco estrellas. Fue un momento magnifico para mi, aun que a veces yo subía el tono cuando yo creías que lo sabia todo. Reaccionabas con mucho humor y con mucha humildad a mis órdenes que no eran siempre con el mejor tono. Recuerdo que trabajábamos como locos cuando un vecino te aviso del fallecimiento de un amigo alcohólico, todavía joven con varios hijos. Regresando a la casa, te cambiaste de ropa y fuiste a la casa donde se velaba el muerto. Fuiste quien organizo un autobús para transportar los familiares y amigos al cementerio. A través de este gesto, aprendí mucho de ti y de la vida. Yo comprendí que nunca hay que juzgar a nadie, sea quien sea.
Es por eso y muchas otras cosas, estimado Guillermo, quise, al escribir esta carta, agradecerte y compartir, al mismo tiempo, con otros tu riqueza como persona y como abuelo. Aun Lucas, mi nieto, encontró en ti un “tata” muy especial, un abuelo no como los otros. Tu y el lograron establecer una relación de una belleza incalculable. Lo mismo sucedió, anos atrás, con Carmen y Verónica, mis dos hijas. Gracias, Guillermo, para todo eso y en especial para tu amistad.
De tu amigo y cuñado que te quiere y admira mucho.
Oscar Fortín
El 18 de abril 2007
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