El apóstol Santiago, en su Carta a las primeras comunidades
cristianas, confirma el hecho de que la fe sin las obras es vana.
“Tú tienes fe, y yo
tengo obras: muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis
obras…la fe sin obras es muerta. » (2,18-20)
Los acontecimientos que interpelan a la
Iglesia, hoy, pone de relieve la pertinencia de esa declaración del apóstol San
Diego. Uno de estos acontecimientos es el posicionamiento de la Institución eclesial
frente a la emergencia en América latina de pueblos y gobiernos que decidieron recuperar
sus independencias políticas y económicas para mejor servir el bien común de
sus pueblos. Es el caso, entre otros, de Venezuela, Bolivia, Cuba,
Nicaragua, Salvador, Ecuador. En la mayoría de estos países se reconoce
muchas aspiraciones expresadas en diversos documentos de la doctrina social de
la Iglesia. Si uno analiza las encíclicas Populorum progressivo, del papa Pablo
VI, Mater et Magistra, Pacem in terris, del papa XIII y la Exhortación
apostólica Evangelii gaudium, del papa Francisco. Se trata aquí de un pensamiento claro de la
doctrina social de la Iglesia fundada sobre principios de justicia social, de
solidaridad entre la personas y los pueblos, de condena de todas las formas de
explotación y dominación de los pueblos.
Es a base de este compromiso de la
Iglesia que el director de un blog importante en la comunicad de idioma español,
ATRIO, hace esta pregunta en
el contexto de una Iglesia que va contra corriente de su propio
pensamiento:
“ ¿tienen alguna credibilidad estas exhortaciones cuando a la hora
de la verdad, cuando un pueblo quiere preservar su valor revolucionario con los
mecanismos previstos en su propia constitución, se le pretende frenar con un
tajante NO?
El caso del
comportamiento del Episcopado venezolano y del Vaticano frente a la Revolución
bolivariana ilustra de forma clara esta gran contradicción entre lo dicho en la
doctrina social de la Iglesia y las tomas de posiciones políticas de esta misma
Iglesia en contra de esta Revolución que cuadra con la doctrina social de la
misma Iglesia. He aquí una aproximación, no exhaustiva pero suficiente
desarrollada, del pensamiento del papa Juan XXIII y la Revolución bolivariana dirigida por el
católico presidente Hugo Chávez y su sucesor, el católico Nicolás Maduro.
¿Como explicar esas
contradicciones? ¿Quiénes participan a la redacción de esa encíclicas? ¿Quiénes
son los que tienen el control del poder político del Estado del Vaticano? En
todo eso ¿quienes son Iglesia y quienes no lo son?
Materia en que cada
uno puede tener su punto de vista. Yo propongo que hagamos de este interrogante
de Antonio un tema para artículos y comentarios. En la perspectiva del Apóstol
Santiago, la doctrina social de la Iglesia si no da con lo concreto de los
cambios que exige, es vana.
Oscar Fortin
el 6 de agosto 2017
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