vendredi 31 janvier 2014

EL JUICIO FINAL SEGÚN LA DOCTRINA VATICANA




REVISADO POR PEDRO





Según el Evangelio de Mateo (Mt. 25, 31-46), Jesús expresa lo que será el Juicio Final. Este relato proviene de los comienzos de la Iglesia, incluso antes de que ella misma haya establecido la sacramentalidad y las normas morales,  conduciendo a la salvación eterna. Según estas nuevas normas y los sacramentos que  las fundan,  el “Juicio Final” recubre un sentido totalmente diferente, puesto que los  sucesores de Pedro, deteniendo el poder de atar y desatar, pueden definirlo diferentemente.  Entonces veamos lo que eso nos da.

« Y cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará sobre el trono de su gloria. Y serán reunidas delante de él todas las gentes: y los apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas á su derecha, y los cabritos á la izquierda. Entonces el Rey dirá á los que estarán á su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. »

Ustedes aceptaron la fe en la Iglesia católica, la única en detener el poder de abrirles las puertas del cielo.

Siguieron las directivas de sus Pastores sobre la práctica fiel de los sacramentos, especialmente los del bautismo, de la confesión, del matrimonio y de la  Eucaristía dominical cada semana.

Hicieron sus Pascuas anualmente.

Participaron generosamente en el pago del diezmo exigido por su Iglesia.

Se abstuvieron del uso de contraceptivos en sus relaciones amorosas con su cónyuge y también  de otra relación extramatrimonial.

Siempre han llevado un gran respeto hacia los sucesores de los apóstoles, obedeciéndoles  en la fe y  absteniéndose de criticarlos y menospreciarlos ante el mundo.

Lucharon, en unión con sus Pastores, contra el matrimonio homosexual y el aborto, contra las ideologías marxistas y los teólogos de la liberación.

Me honraron como Rey y Señor del mundo y adoraron a Dios con una gran devoción.

Entonces dirá también á los que estarán á la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y para sus ángeles:

Pues, Ustedes no reconocieron a la Iglesia Católica como la única iglesia apta a abrirles las puertas del cielo.

No siguieron las directivas de sus Pastores sobre la práctica de los sacramentos del bautismo, de la confesión, del matrimonio y de la eucaristía dominical.

No pagaron su diezmo a la Iglesia como se  les pedía.

Utilizaron los contraceptivos, favorecieron el matrimonio entre personas de un mismo sexo, toleraron el aborto y conocieron las aventuras fuera del matrimonio.

No respetaron a sus Pastores, haciéndoles la lección como si no fusen para ustedes mis únicos representantes.

Han sido excomulgados por las autoridades eclesiales.

Dejaron de lado a Dios y mi gloria de Rey del universo para preocuparse aún más del mundo y de sus problemas, como si no estaba allí para solucionarlos.

Entonces ellos contestaron recordando a Jesus lo que habia dicho al respeto del juicio final cuando andaba con sus discipulos poco tiempo de irse a la casa de su Padre.

Pero Señor, ¿tú mismo, no nos has enseñado a amar a nuestro próximo, a perdonar a los pecadores, a ayuda a los muertos de hambre, a los extranjeros y a los perseguidos?

¿No nos has dicho que el Sabbat estaba al servicio del hombre y no el revés y que la ley no era  para dominar, pero para servir?

¿No nos has dicho que no basta con decir  Padre, para acceder al Reino de Dios, sino de hacer su voluntad y que esta voluntad es amarnos los unos a los otros  en la verdad, la justicia, el cumplimiento, la compasión y la misericordia?

¿No nos has dado el ejemplo al condenar a los fariseos, los sumos sacerdotes y los doctores de la ley de hipócritas y sepulcros blanqueados?

¿No nos has afirmado lo que hacíamos al los más pequeños de los tuyos,  era a ti que  lo hacíamos?

¿Cómo puedes enviarnos a la gehena eterna si nos aplicamos, sin ser siempre conscientes, a poner en práctica lo fundamental de tus enseñanzas?

¿No has declarado que lo fundamental es la justicia, la misericordia y la fidelidad? (Mt.23, 23)

Entonces Jesús, extrañado por esta contraparte y sin querer derogar de su promesa hecha a Pedro de reconocer  su poder de atar y desatar en el cielo como en la tierra, pidió a Pedro lo que pensaba de eso.

Pedro tomó entonces la palabra y dijo a Jesús: “Tu solo sabes leer en el fondo de los corazones y  reconocer a aquellos que te han sido fieles. Lo hiciste conmigo mientras te había renegado y buscado siempre a arrastrarte por caminos que no eran los de tu Padre.

Al escuchar la defensa de esas gentes, reconozco, tu enseñanza y testimonio de vida. La gran mayoría de la gente te ha seguido, conscientemente o no, hasta los más oscuros atrincheramientos y en las periferias de los dejados por cuenta de la humanidad para aportar luz, consuelo, justicia, verdad, amor, compasión y solidaridad.

Así pues, según los poderes que me has dado sobre la tierra, tomo sobre mí el desligar estos últimos de todas estas leyes acumuladas por una iglesia cortada de sus raíces evangélicas.  Hago lo mismo con todos los demás que te han seguido con buena fe, pero no tanto por esa iglesia más fundada en el legalismo y autoritarismo que sobre tu Palabra de vida, el testimonio de tus apóstoles y profetas. Tomo sobre mí persona esta traición de tu Iglesia como lo hice con  mi triple traición hacia tu persona.

Entonces Jesús declaró:

Vengan a mí, todas y todos los bendecidos de mi Padre. No he venido para condenar sino para salvar, para abrir a todos las puertas de un nuevo mundo. Por el contrario, que los mentirosos, los hipócritas, los manipuladores, los codiciosos que no reconocen sus propias faltas, pensando dominarlo todo, ¡que vayan a la gehena eterna!, es decir un momento de encuentro de cara a cara conmigo, donde serán juzgados según sus obras y purificados por el fuego eterno de mi Amor.

(El día del Señor: jour du seigneur, (1Co 5:5; 2Co 1:14; 1Tes 5:2; 2Pe 3:10-18; Ap 1:10; 1 Tim 3)

Oscar Fortin
Québec, el 30 de enero

traductor : Marius Morin

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