samedi 11 janvier 2014

VIAJE DEL PAPA FRANCISCO A TIERRA SANTA





   El Vaticano confirmó el viaje del papa a Tierra Santa del 24 al 26 de mayo próximos. Un viaje que suscita muchas esperanzas por parte de los distintos medios religiosos y políticos. Se dirigirá a Ammán, en Jordania, a Belén, en Palestina y a Jerusalén, en Israel.

     Grandes e inmensos retos esperan al papa Francisco en esta visita. Estamos acostumbrados a un papa que habla con gran libertad y cuya principal preocupación es volver a poner, al primer plan del pensamiento de la Iglesia,  los imperativos evangélicos de los cuales Jesús fue el primer testigo y el primer mártir.

     Es allí, en Jerusalén, donde los poderes religiosos (Caifás) y políticos (Pilatos y Herodes) lo han arrestado, torturado y llevado a muerte sobre una cruz. Se acordarán que Pedro le había dicho de no viajar a Jerusalén, que iban a matarlo. La respuesta de Jesús ha sido tajante al respecto: “… volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! Me eres piedra de tropiezo; porque no estás pensando en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.” (Mt.16, 23)

     Jesús sabía lo que iba a hacer en Jerusalén y lo que resultaría. Echaría fuera a los vendedores del templo, denunciaría la hipocresía de los doctores de la ley y los fariseos, recordaría lo mas importante de esta ley que es “la justicia, la misericordia y la fidelidad”. (Mt 23,23) Confirmaría que el reino de su Padre no es el de los grandes y potentes, pero el de los humildes y dejados por cuenta. Sabía que no podría atraerse la complacencia de sus huéspedes y que el castigo seguiría.

Los retos de este viaje del papa Francisco se sitúan a distintos niveles.

     Hay, sobre todo, esa historia de una fe común que abarca el período del Antiguo Testamento (A.T). Sobre este período, los cristianos tienen siempre unas palabras que decir, estas mismas palabras que ese Jesús, de la descendencia de David, ha tenido ante los escribas y fariseos que le preguntaban sobre la ley y los profetas. Le preguntaban cuál era el primero de todos los mandamientos. “Jesús respondió: El más importante es: "Escucha, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es; y amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza." El segundo es éste: "Amaras a tu prójimo como a ti mismo." No hay otro mandamiento mayor que éstos.  (Marc, 12, 29-31)

     El papa Francisco debe buscar en estos dos grandes mandamientos del amor de Dios y del próximo, mandamientos compartidos por la fe hebraica y cristiana, con que abastecer los intercambios sobre la paz y la armonía entre las distintas comunidades que viven en los territorios palestinos e israelíes.

     Hay también esta comprensión que tiene la Iglesia de la alianza de Dios con su pueblo. Según el Nuevo Testamento (N.T.), el pueblo al cual se refiere esta alianza desborda de mucho las fronteras raciales del pueblo judío. No se trata ya de un pueblo, definido por la sangre, pero de un pueblo, definido por la fe. El apóstol Pablo aborda esta cuestión de la siguiente manera: una parte del pueblo judío rechazó el mensaje de Jesús, abriendo así la puerta a todos los demás pueblos de la tierra a juntarse a la nueva alianza, sellada en la persona de Jesús de Nazaret. Al final del tiempo, este pequeño resto endurecido del pueblo judío, será, por gracia, reincorporado a la gran alianza de Dios realizada en Jesús (Romanos, 11). En él, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob reconcilia a todos los pueblos de la tierra, no por la sangre de una descendencia, sino por la fe que fue su inspiración. Sobre eso, el papa Francisco debe hablar. La Alianza de Dios cubre todos los pueblos de la tierra y no solamente al pueblo de Israel. Este último punto conduce directamente al debate político e ideológico sobre el sionismo.

     La comprensión que se hace la Iglesia de la historia del A.T. y del N.T. esclarece de une manera particular los conflictos entre los Palestinos y los Israelíes. En este contexto, el papa Francisco no puede callarse sobre la ideología sionista que se basa en los lazos de sangre y en las promesas hechas a Abraham para ocupar, de derecho divino, el territorio palestino y, allí, reinar sobre todos los pueblos del mundo. El papa Francisco debe denunciar esta ideología basada en una interpretación errónea de la promesa hecha a Abraham. Ya,  numerosos judíos, cristianos e islamistas denuncian esta ideología sionista.

     Sobre este punto preciso del sionismo, el papa Francisco debe tener una palabra inequívoca y hacer entender a los dirigentes israelíes, que se dejan guiar por esta ideología, que están siguiendo un falso camino. Debe recordarles que esta orientación va tanto en contra de la promesa basada en la fe de Abraham que en la de los dos mayores mandamientos que resumen la ley y los profetas, el del amor de Dios y del próximo. Finalmente debe decirles que el sionismo va en contra del respeto de los derechos del pueblo palestino a vivir sobre sus tierras en Palestina y en contra, también, de la Carta de los Derechos Fundamentales de las personas, muy iguales en derecho.

     Esta visita debería coronarse por una declaración del papa Francisco que desea que la Tierra Santa se convierta en el prisma de una humanidad donde se codean y viven gentes que vienen de todos los horizontes, de todas las razas, de todas las culturas, símbolo perfecto del pueblo querido y amado de Dios. En resumen, un gran Israel, no fundado sobre la raza, pero sobre la solidaridad, la fraternidad, la justicia, la compasión, la ayuda mutua, la acogida, el servicio, revelando así, en este prisma de humanidad, la verdadera cara de Dios.

     Judíos, cristianos, islamistas y todas las personas de buena voluntad sabrán reconocerse en esta humanidad. Sólo  los manipuladores del nombre de Dios y de sus promesas lo rechazarán, para hacer de este Estado de Israel un enclave con poderes de soberanía y potencia. Jesús, en su tiempo, no dudó en denunciarlos y a pagar de su vida el proclamo de la verdad. Era la voluntad de su Padre. Se le pide igual, hoy, al papa Francisco.

     Ya, el papa Francisco, tuvo una palabra clara relativa a estas manos invisibles del mercado, de la economía y de las finanzas que reducen a la persona humana a un nivel de residuos. Pueda tener una palabra tan clara para hacer oír que el sionismo es incompatible tanto con las verdaderas creencias hebraicas como con el cristianismo.

     La amistad entre cristianos, judíos e islamistas debe ser cada vez más intensa y su lucha contra el sionismo y la barbaridad, cada día más fuerte.

Oscar Fortin
Québec, le 11 janvier 2014 
traduction: Marius Morin

1 commentaire:

Rocio a dit...

Me interesaria poder viajar a ese lugar cuando este su santidad y por eso trato de averiguar por promociones a ese país. Por eso trato de que con Lan Argentina poder obtener la forma mas fácil pero sobre todo mas económica para llegar allí